¿Quiénes evalúan?

 

Más allá de la heteroevaluación

Como bien muestra esta viñeta, todos los actores del sistema educativo podemos evaluar. Sin embargo, la concepción tradicionalista de la evaluación la limita a aquélla realizada únicamente por el docente. Aunque si bien, es la más importante puesto que es válida para acreditar saberes, no es ni puede ser la única. 

El enfoque constructivista del desarrollo por competencias concibe a la autoevaluación y la coevaluación como instancias fundamentales para que el estudiante tome conciencia de su punto de partida, del resultado de sus aprendizajes y del proceso para alcanzarlos.

En este cuarto módulo del curso sobre Evaluación en Ambientes Digitales abordamos las diferentes modalidades de evaluación, poniendo el foco en las menos frecuentes: la autoevaluación y la coevaluación.

Para que la primera sea provechosa, debe implicar una valoración del proceso de aprendizaje, destacando aquellos aspectos que han supuesto alguna dificultad y reflexionando sobre el modo de superarlos. Es tarea del docente guiar y facilitar este proceso metacognitivo que va más allá de la mera autocalificación. Por su parte, la coevaluación o evaluación entre pares, requiere de una explicitación previa del sentido de su práctica y un manejo adecuado de los procedimientos y estrategias de feedback por parte del docente o tutor.

Las rúbricas construidas con el complemento Corubrics para hojas de cálculo de Google y presentadas con el formato de formulario son una herramienta útil para evaluarse entre pares y a sí mismo, en un trabajo grupal. Esto es lo que pusimos en práctica en este módulo. Personalmente construí una rúbrica que no sólo permitiera medir lo actitudinal sino también lo procedimental y lo conceptual, de modo que pudiera servir igualmente a la heteroevaluación. Confieso que tuve dificultades para comprender las consignas de esta actividad, puesto que me planteaba que una cosa era la evaluación al interior de un grupo de trabajo en cuanto a la responsabilidad y compromiso en el trabajo colaborativo y otra era la evaluación del resultado de ese trabajo grupal por parte de los otros pares, ajenos a ese grupo y por parte del docente también. Por los comentarios en el grupo de WhatsApps comprobé que no había sido la única con este tipo de inquietudes; necesitamos de la explicación de los tutores para aclarar lo que en las consignas escritas evidentemente no resultaba muy claro.

Autoevaluación y coevaluación como instancias complementarias de la heteroevaluación, contribuyen a un fin superior: promover la autorregulación de los aprendizajes en un mundo atiborrado de información. Creo que en nuestro medio educativo es una asignatura pendiente aún; es un proceso que requiere de prácticas sistemáticas y transversales a fin de que los alumnos adquieran la capacidad de autogestión de sus aprendizajes. La virtualidad obligada y de emergencia que ha impuesto la cuarentena ha dejado en evidencia, entre tantas otras cosas, lo mucho que falta trabajar sobre este aspecto (al menos en el nivel secundario donde yo me desempeño). Hasta tanto esto no se vaya encaminando, considero que prácticas novedosas y más acordes a estos tiempos de sobreabundancia de información como la flipped clasroom, no serán fáciles de implementar. 

Me despido con una última inquietud, quizás compartida por ustedes: ¿podremos promover la autorregulación de nuestros estudiantes en una sociedad que ha dado muestras de tener serias dificultades para hacerlo? Ojalá que sí se pueda. 

¡Hasta la próxima!





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